domingo, 24 de agosto de 2014

Traslado de Osh a Tashkent

Hola amigos,

Me levanto pronto, porque tengo sin solucionar mi transfer a Tashkent. Ayer por la noche nadie sabía nada en el hotel... Un poco preocupado sí que estoy, porque es domingo y pienso será complicado, pero aquí se trabaja todos los días, o casi.

Como Dios aprieta pero no ahoga, sobre las 8,45h mi enlace en Osh, Anastasiya Khusheva, se pone en contacto conmigo. Me dice que tendré un coche a mi disposición a las 11:00h.

En el tiempo de espera en el hotel conozco a Carlos Suñer, de Mallorca. Ha estado también en el Lenin. Hablamos un rato sobre ello y de como nos ha ido a cada uno de nosotros. Él ha conseguido subir. Enhorabuena Carlos!. Desde aquí te deseo un buen retorno a Mallorca. Yo voy a ver como me va en la frontera con Uzbekistán...

Prometido y cumplido. A las 10:50h tengo un coche en la puerta del hotel Sun Rise Hool. Le acompaña Anastasiya. Juntos, los tres, nos dirigimos hacia el Noroeste, hacía a la frontera con Uzbekistán.

Apenas 15 minutos y estamos en la frontera.

Este montaje que tienen los "milicos" es de una falta de respeto a la gente en general, y a sus propios ciudadanos en particular, que da vergüenza ajena.

En primer lugar he de decir que la tienes que cruzar andado, con todo lo que lleves, acuestas. El trayecto completo tiene unos 600 metros.

Como ya he mencionado, hoy es domingo. Desde Kirguistán los militares solo permiten el paso en bloques de unas 20 personas. Debes esperar al sol (-de justicia-), 39 grados cuando he pasado yo, todo el tiempo que sea necesario.


Ya en la zona Uzbeka, de las tres cabinas de control de pasaportes, solo una en funcionamiento. Un calor que te mueres. Al mando de ésta estación un tío más seco que la piel de Tutankamon. Cara de cartón piedra. Inmutable aunque viniera su propia madre con una cerveza fresquita. Dios!, no sé de donde sacan a esta gente. La autoridad con aire acondicionado, por supuesto, como corresponde, no vaya a ser que se pierda por deshidratación un valor irremplazable para el país.

Joooder! Por detrás de mí aparece un militar con una gorra de plato, bajo la cual entra un mariachi entero, con instrumentos y todo. Qué susto!

Ya consigo pasar el control de pasaportes. Ahora la declaración y el control de equipaje...

Los documentos en ruso. Los pido en ingles y al cabo de un rato me los facilitan. El funcionario que chequea los documentos de declaración de aduanas, me somete a tercer grado, insistiendo en el dinero que llevo encima y si soy del Madrid o del Barça. Le digo que soy del Ath. Bilbao, que soy vasco vasco. Como no me entiende... Insiste en el dinero y yo haciéndome el loco... Ya finalmente, a base de minutaje, la neurona se le va reblandeciendo y me da paso al chequeo de equipaje.

Aquí..., ¡El acabose!

Dos mesas bajas y cuatro militares (una, mujer) con uniformes verdes, y un Jefe al mando, con uniforme color marrón.

Literalmente, me machacan. Ni Real Madrid, ni Barsa, ni Lenina..., ni nada.

Tengo que sacar todas las cosas de la mochila, petate, mochila pequeña... Todo!, esparcido por aquí y allí. Insistían mucho en las medicinas. No medicinas!, I have not medicinas! No las he declarado, y sí que llevo medicinas para edemas, etc. No me las han pillado de puro milagro. El Jefe de uniforme marrón, seguro que ganado a pulso tras años enmierdandose, seco y estirado como uno de los tubos que fabricamos nosotros, se dirige a mí y me pregunta a que me dedico. Le digo con una sonrisa, que ha sobrevivir, que es un buen trabajo, pero no le convence. La verdad es que no se porqué... Finalmente, le digo que en Sistemas Informáticos. La he "cagao"...

Me dice sí llevo artículos de electrónica, cosa que él ya sabía de antemano por la declaración. Le doy el ordenador portátil y me pide la clave de acceso. Trato de disuadirle, haciéndome el tonto (que tampoco me cuesta mucho) pero no hay manera. El hombre a lo suyo: la clave, la clave y la clave... Finalmente, se la he tenido que dar. Ha estado con el ordenador un buen rato. No sé lo que ha hecho durante ese tiempo.

Lo dicho unos párrafos mas arriba. Es de vergüenza como tratan a las personas. Con gente y mentalidades así, un país no puede progresar debidamente nunca, en cualquiera de los aspectos bajo el que lo mires.

Son las 13:42h cuando consigo entrar en Uzbekistán. Allí me está esperando Ámbar, mi chofer hasta Tashkent. Han sido en total 2 horas y 32 minutos para cruzar la frontera... ¡Un grupo de unas 20 personas!

Iniciamos viaje a la capital Uzbeka. Poco dura la alegría en la casa del pobre. Apenas 10 minutos y nuevo control militar. Pasaporte, chequeo de equipajes, etc.

Quiero agradecer aquí los éxitos a nivel mundial del Real Madrid y Barcelona. Mencionarlos y les cambia la cara a los militares que hay en los controles y te facilita las cosas. Es la leche!

Paramos a comprar una coca-cola. 6000 de la moneda de aquí. Tengo ya un lío de circulante de padre y señor mío. Es necesaria una mochila, debidamente compartimentada, para manejar "el parné"...

Arrancamos de nuevo y atasco monumental. Como lo de Laredo en día de playa, pero en Uzbeko. Todo el mundo toca la bocina. Pienso que eso es porque son optimistas, porque, si hay alguien optimista de verdad en este mundo, es aquel que cree que puede resolver un atasco de tráfico tocando la bocina.

No me lo puedo creer..., pero si al final del atasco hay un nuevo control militar. Con razón tocaban el claxon. Esta gente es la h*stia. Nos paran. Apertura del maletero. La vocecita de mi chófer: Jon, down car!  down car! Me piden el pasaporte y también que abra el equipaje. Horror, antes que desperdigar mi ropa y resto de enseres por toda la rotonda donde nos encontramos, saco el pañuelo y...

A llorar!

Les digo que vengo de escalar el Pik Lenina, en Pamirsky, y que todo lo que llevo es material de escalada. El militar, éste de un uniforme distinto, de un color aceituna, ya descartado por mala calidad en el propio trujal, me pregunta algo que no comprendo ni a tiros. Se acerca más gente a nuestro alrededor, y hete aquí que con la ayuda de terceros, comprendo la pregunta que me estaba haciendo. Me preguntaba hasta que altura he subido. Yo, raudo y veloz, le digo: Summit! Summit! Of course! Basque Country! Me mira de arriba abajo como diciendo: Este tío me está vacilando... Pues claro que te estoy vacilando, mi General. Lo bueno que tienen dos personas que no se entienden es que con una sonrisa, puedes decir lo que te salga de los Países Bajos.

Andiamo Ambar! No hay manera de echar una cabezadita oye...

Ay Jesús! que estrés...

Hacia las 14,30h, ya con horario Uzbeko, paramos en un sitio junto a la carretera, típico, que conoce mi chófer (N40.593080, E71.429169). Un lugar donde se puede comer y hacer un descanso. Ámbar me ha invitado a comer un melón. Enterito para los dos! El dueño nos lo ha troceado en la mesa. Estaba buenísimo. Mi chófer y el dueño se conocen. Bueno bueno, se ha revolucionado el lugar. Toda la gente pendiente de mí. Ha llegado un Spanish. Soy algo exótico para ellos. Ya se ha encargado mi chófer de decir al personal que he estado en el Lenin. Me he quedado alucinado de como hacen huevos fritos en enormes calderos cónicos, así como otro tipo de comidas, por ejemplo, una especie de pisto. El pan, que bueeeeno...


La gente super-maja y amable conmigo. Me encantan estos sitios. Viven de una manera casi ancestral, básica, y hacen las cosas como las hacían sus padres y abuelos. Auténticos, sin lujos de ninguna clase y con una sonrisa en la boca. Les gusta mucho que les digas que está rico lo que te ofrecen. Como a nosotros!

Después de comer el melón, a lavar las manos y la cara en una fuente circular, donde refrigeran las bebidas. Pido permiso para hacer unas fotos, cosa que me conceden, damos las gracias y nos vamos.

Me he fijado que en estos países los jóvenes y los viejos no están separados. Se les ve conviviendo de forma natural en cualquier faceta del día a día. Allí esto se da en mucho menor medida, creo yo. Los jóvenes tienden a hacer una vida propia.

Nuevo control militar. Esta vez no han pedido el pasaporte. Se han limitado a abrir el maletero y a husmear un poco.

Ámbar ha de echar gasolina y me deja solo unos tres cuartos de hora, en una zona que no puedo determinar, con muchos puestos de venta y gentes de todo tipo. De nuevo soy el distinto, el exótico. Sin embargo, a mí me lo parecen ellos. Todo es relativo... Pido un helado en un puesto (1000UZS) de yogurt. Mientras doy cuenta del helado, me siento en un banco, junto a otras personas, simplemente a ver pasar a la gente. Es increíble la cantidad de matices que tienen sus caras, sus ropas, lo que comen, lo que beben, todo... Los niños juegan con unos juguetes totalmente distintos a los que vemos allí.

Me he acercado a varios puestos. Me ha llamado mucho la atención unas bolas, pequeñas o muy pequeñas. Les he pedido que me dejaran tocarlas y olerlas. Era queso. Para mí, de cabra. Olían muy bien. También he visto en los puestos, pipas tostadas y sin tostar, cacahuetes, pan, frutos secos, y también bebidas y juguetes.


En un puesto, si se puede llamar asi, directamente sobre el suelo, un hombre daba a beber en unos cuencos lo que parecía leche. He estado a punto de probar, pero me ha dado corte la escasa limpieza. Solo dos cuencos para el trasiego que allí había.

Estamos como a 180 km al Este de Tashkent, cuando son las 15:45h y tenemos delante un nuevo control militar. Revisión del maletero, afortunadamente sin apertura de equipaje. Yo he de bajar del coche para ir a un puesto de control fuera de la carretera. Me piden el pasaporte, lo escanean y registran. Varios de los militares van ataviados con pasamontañas y gafas de sol, cubriéndose totalmente la cara, y todos ellos con botas altas y armas largas, tipo Kalasnikov. En plan Rambo, vamos. Muy en su papel.

Para mí esto no tiene ni pies ni cabeza. He de reconocer que ocupados sí que están los hombres, aunque su labor no aporte gran cosa al progreso del país, más bien al contrario. Creo yo... ¿A qué tendrán miedo? ¿Qué buscarán? ¿Cual es el objeto último de todo esto? ¿Tendrán una base de datos en condiciones para gestionar todo este trajín? No creo yo que Oracle y SAP, trabajando conjuntamente, puedan con todos estos registros :-(

Jesús! Son las 16:15h y nuevo control militar. Esta vez en unos túneles siniestros. Es el mismo lugar que relaté en mi viaje de ida a Osh.

Nuevo control militar a unos 100 km de Tashkent. Sin comentarios.

17:40h, otro control militar. Hay que verles, la verdad...

18:15h, nuevo control militar a la entrada de Tashkent. Ya no puedo más... Voy corriendo a entregarme. Quiero llegar el primero. Es el noveno control, incluyendo el de la frontera.

Como anécdota os contaré lo siguiente:

En una avenida de doble vía, a la entrada de la ciudad, el chófer gira la cabeza hacia atrás, y me dice:
- Jon, iz alá vaz lacaza itci no vala, itci no valá, po alá...
- Yo le digo: ia! ia!
La cosa parecía clara ¿no os parece? Yo al menos tenía más o menos claro lo que me decía.
Pues el hombre, de acuerdo con sus palabras, para el coche en medio del carril derecho, se marcha cruzando la autovía y me deja allí dentro del coche, unos 15 minutos, en hora punta. Joooeerr!
Al regresar, me ha dado una explicación, pero esa sí que no la he entendido :-)

Por fin, sobre las 19:20h, después de más de 8 horas de viaje, el chófer me deja frente al Hotel Samir. Una cerveza de relax. Cena Uzbeka magnífica: Ensalada típica, crepés de setas con queso y verduras (de cine..) y fruta.

A dormir. Estoy agotado

Bihar arte

Un abrazo

1 comentario:

  1. Vaya Jon.....he seguido tu peripecia...
    Cada noche antes de dormir me contagiaba de tu relato y la hacia partícipe de un trozito de mi sueño... No se k decir... Me quedo muda...yo!!! Solo un sentimiento...un profundo respeto y una absoluta admiración...una grata satisfacción de recomendar tu blog y un orgullo latente al decir: si...yo le conozco...al loco vasco de la montaña!!!! Enhorabuena campeón...por hacer tuya la cima y por hacernos partícipes tan directos de tu extraordinaria aventura.

    ResponderEliminar