viernes, 1 de agosto de 2014

La salida

Hola amigos !

Después de varios días ultimando detalles, pesando con precisión cada material, con el fin de evitar en la medida de lo posible el sobrepeso, consigo embalar debidamente todo y cierro la facturación con un exceso de equipaje mínimo. Apenas 5 kilos. A pagar toca.




Escribo este texto ya en el aeropuerto de Loiu dispuesto a cruzar nuevamente la línea que me llevará a otra forma de vida, una vida difícil y apasionante, donde se viven las cosas de una forma muy intensa y esencial, imposibles de sentir -creo yo- en la vida diaria.

No voy a negar que este viaje conlleva sus riesgos, pero quizá sea el riesgo el principal ingrediente de las aventuras. La esencia misma... Me pregunto qué seria del ser humano sin esa capacidad para vencer las dificultades y poder vivir así sus sueños.

También es cierto que este tipo de cosas requiere de mucho esfuerzo y sacrificio, que desde fuera con frecuencia no se entiende, pero debéis creerme si os digo que las experiencias así vividas quedan grabadas "a fuego" en el alma de las personas que transitamos por estas situaciones.

Quiero agradecer los correos y mensajes, en los que comprendéis mi locura (-ya sin arreglo posible-) y en los que me enviáis también ánimos y suerte. Especialmente me ha llegado al corazón la poesía que me ha dedicado
Mikel Varas, escultor, poeta y amigo, de la cual pongo aquí un trocito...

             el acumulador de pasos 

             “Que comience el listado y que no se me olvide nada
             que todo cuando empieza no lo puede detener nadie.
             Inicia el día en el campamento base
             juntando lunas en tierras que ruedan solas
             tan tuyas como mías

             ….
             ….”


Mikel, que grande eres !

¿Y como no agradecer el cariño transmitido en persona?..., especialmente a lo largo de ayer y de hoy. Estoy emocionado por ello. ¿Qué puedo decir? Graaaacias a todos! Gracias por estar ahí, queriéndome y apoyándome. Os llevo en la mochila y en el corazón


Queda abierta la "stargate".  Es el momento de pasar al otro lado.

Espero en esta ocasión "no trabajar en vacío", como en tantas ocasiones me sucede. He de admitir que en estos momentos mis niveles de autoestima y motivación no son los adecuados, y deben mejorar considerablemente si quiero tener una mínima opción de alcanzar la cumbre del Lenin, siquiera de avistar su cima. 
Con frecuencia centramos toda nuestra atención en el motor, lo chequeamos y revisamos una y otra vez hasta ponerlo a punto, pero descuidamos la gasolina. Yo creo firmemente que una persona con gasolina de 98 octanos en sus venas es capaz de ir al mismísimo infierno y regresar para contarlo, aunque tenga el motor gripado. Espero por mi propio bien y seguridad disponer de esa gasolina que tanta falta me hace.

Mañana, en las primeras horas del día, habré llegado a Tashkent, la capital de Uzbekistán, justo para las oraciones matutinas..., de obligado cumplimiento para los que nos embarcamos en este tipo de aventuras.

Un abrazo



 

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